Algunos pacientes acuden a consulta con el diagnóstico de rectificción cervical pero realmente no saben exactamente qué significa esto.
La columna de manera fisiológica tiene unas curvas que actúan amortiguando las vibraciones y presiones como si de un muelle se tratase. En la zona cervical y lumbar nos encontramos con lordosis, que tienen forma de C invertida mientras que en la zona dorsal nos encontramos con cifosis que tiene una forma de C convencional.
Cuando una persona presenta una rectificación cervical, esto nos indica que esa C invertida se ha perdido, formando su columna cervical una línea recta.
¿Qué implica una rectificación cervical?
Esta línea recta que se ha formado en el cuello hace que nuestra columna no trabaje de la manera más óptima por lo que nuestros músculos van a sufrir una alteración biomecánica que a la larga puede desencadenar dolor en la región o diferido.
Los pacientes con este diagnóstico suelen presentar dolor cervical, dolor de cabeza, mareos, hormigueos o entumecimiento en las manos…
Ya que el cuerpo es un todo y no podemos desmembrarnos, una rectificación cervical puede conllevar un aumento o disminución de la movilidad, por lo que el resto de segmentos de la columna tendrán que suplir esa nueva situación. Es común por lo tanto encontrarnos con pacientes que tienen una rectificación cervical y que han desarrollado con el tiempo una hipercifosis dorsal.
Además a nivel muscular, esa alteración de las cadenas puede aumentar el trabajo por ejemplo de la musculatura mandibular y que esto genere dolor o molestias faciales y mandibulares.
¿Cómo se produce una rectificación cervical?
Son múltiples las causas por las que se genera una rectificación cervical.
Las más típicas son:
· Traumáticas: accidentes de tráfico, golpes con el coche…
· Trabajo prolongado frente al ordenador.
· Enfermedades degenerativas: artrosis…
· Intervenciones quirúrgicas: laminectomías, fijaciones vertebrales…
¿Qué herramientas tenemos en fisioterapia para tratar la rectificación cervical?
La terapia manual es un gran aliado para estos procesos. El tratamiento de toda la musculatura cervical y dorsal hará que haya de nuevo un equilibrio entre las cadenas musculares implicadas en estos procesos.
Es después de esto cuando cobra mayor relevancia el trabajo postural, cuando tenemos la musculatura relajada acepta de una manera mucho más sencilla y orgánica el trabajo postural que le vamos a aplicar después.
Además es clave en este momento la educación terapéutica del paciente, que sea consciente de las herramientas que tiene para poder trabajar en casa y evitar los daños que genera una mala postura delante del ordenador por ejemplo.
Esperamos que este post os haya arrojado un poco de luz acerca de este diagnóstico y podáis tomar decisiones para acabar con vuestro malestar.
Os esperamos en Ánima Fisioterapia, vuestro espacio de fisioterapia en Lavapiés.