Los pies son el soporte del cuerpo, y como tal tienes una función determinante en la postura y en la manera en la que nos movemos en el espacio; es por esto que la musculatura intrínseca del pie adquiere mucha relevancia.
Un ejemplo de ello es que en el momento en el que pensamos que tenemos que coger por ejemplo un vaso de una estantería, antes de generar siquiera el movimiento la musculatura intrínseca del pie comienza a activarse para trasladar el peso de tal manera que el resto del movimiento sea lo más óptimo posible.
¿Qué conforma la musculatura intrínseca del pie?
Podríamos diferenciar cuatro capas de músculos en el pie:
- Primera capa: abductor del dedo gordo, flexor corto de los dedos y abductor del dedo meñique.
- Segunda capa: cuadrado plantar, lumbricales.
- Tercera capa: vientre transversal y oblicuo del aductor del dedo gordo. Flexor corto del dedo gordo y flexor corto del meñique.
- Cuarta capa: músculos interóseos.
Como podéis leer, el pie tiene muchos músculos que trabajan con sinergias para ser capaces de amortiguar y distribuir las cargas que se ejercen sobre el arco longitudinal del pie. De esta manera controla las fuerzas que actúan sobre él al caminar, correr o saltar.
¿Qué ocurre si tengo debilidad en la musculatura intrínseca del pie?
Generar debilidad en estos músculos puede suponer la tendencia a sufrir ciertas deformidades (el temido juanete por ejemplo).
Además la sobrecarga biomecánica del pie puede generar a largo plazo fascitis plantar o la posibilidad de compensar con rodillas (en valgo por ejemplo), con cadera o incluso con la adaptación de la columna.
En personas que practican deporte de alto impacto (como el running) no es extraño ver como se pueden producir por estos problemas compensaciones en el tendón de Aquiles, fracturas por estrés…
¿Cómo podemos trabajar la musculatura intrínseca del pie?
El primer consejo, siempre que sea posible es caminar descalzos. Esto hace que activemos los músculos del pie de manera más natural.
En cuanto al calzado, deberemos tener en cuenta que las hormas deben ser espaciosas para que el pie pueda expandirse sin tener ninguna compresión.
Los zapatos de tacón, de hormas estrechas, con suelas muy anchas y duras hacen que los músculos intrínsecos del pie no tengan la necesidad de trabajar, por lo que se acaban atrofiando.
Además los zapatos de tacón fomentan la aparición de deformidades en los pies.
Ejercicios que podemos realizar en casa pueden ser los siguientes:
- Sentados (o de pie): activación del arco plantar. Generar una fuerza desde el arco plantar como si quisiéramos elevarlo hacia el techo y aproximar el talón y la base de los dedos. No flexionamos los dedos, es solo la activación.
- Separar dedos y juntarlos.
- Apertura de los dedos del pie: como si fuesen un abanico, vamos apoyando desde el quinto dedo en adelante hasta el dedo gordo.
- Coger una toalla o un trapo del suelo con los dedos de los pies y soltar.
- Pelota de tenis: liberar la fascia plantar, rodarla por toda la planta, y ejercer ciertas presiones para liberar la fascia en las zonas que notemos que tenemos más tensión acumulada.
Con estos ejercicios y los consejos previos podemos ir trabajando nuestra musculatura intrínseca del pie y de esta manera tener los cuidados que los pies merecen.